Una nueva investigación ha demostrado una asociación entre la calidad del sueño (menos de siete horas) y la patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en personas sin deterioro cognitivo.
El estudio fue realizado por un equipo internacional dirigido por el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), junto con investigadores de la Universidad de Bristol y North Bristol NHS Trus
Los resultados del análisis, que forma parte del Estudio de Cohorte Longitudinal de Prevención de la Demencia de Alzheimer en Europa (EPAD LCS), indican que la mala calidad del sueño está relacionada con un aumento de la patología de la enfermedad de Alzheimer.
Este hallazgo es relevante para ayudar a definir futuras terapias, de modo que puedan dirigirse a la fase apropiada de la enfermedad.
Las anomalías del sueño son comunes en la enfermedad de Alzheimer, y la calidad del sueño puede verse afectada al principio de la etapa preclínica de la enfermedad, incluso cuando no se experimentan otros síntomas.
Comprender cómo y cuándo la privación del sueño contribuye a la progresión de la enfermedad de Alzheimer es importante para el diseño y la implementación de futuras terapias.
Laura Stankeviciute, investigadora predoctoral en el BBRC y una de las autoras principales del estudio, dijo: “Los datos epidemiológicos y experimentales disponibles hasta la fecha ya sugirieron que las anomalías del sueño contribuyen al riesgo de la enfermedad de Alzheimer.
“Sin embargo, estudios previos tenían limitaciones debido a la falta de biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer, porque tenían un diseño no transversal o por el pequeño tamaño de la muestra de participantes”.
Este es el primer estudio que incluye todos estos factores.
Usando datos de la cohorte más grande hasta la fecha, el EPAD LCS, los investigadores pudieron validar la hipótesis de que la privación del sueño está asociada con los biomarcadores del líquido cefalorraquídeo (LCR) de la enfermedad de Alzheimer transversalmente, y que predice futuros aumentos en la enfermedad en personas sin identificables síntomas de la enfermedad de Alzheimer al inicio del estudio.
El equipo de BBRC, en colaboración con investigadores de la Universidad de Bristol, analizó datos de 1168 adultos mayores de 50 años, incluidos biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer en el líquido cefalorraquídeo, el rendimiento cognitivo y la calidad del sueño.
Para medir esto último, utilizaron el cuestionario del Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI).
La Dra. Liz Coulthard, profesora asociada de neurología de la demencia en la Universidad de Bristol y neuróloga en North Bristol NHS Trust, agregó:
“El sueño es una oportunidad sin explotar para ayudar a prevenir el Alzheimer y promover la salud del cerebro.
Nuestros pacientes se comprometieron fantásticamente con el estudio EPAD, completando muchas pruebas, incluidas punciones lumbares para la investigación.
Sus datos invaluables, combinados con otros sitios en Europa, ahora han llevado a una mejor comprensión de los vínculos entre el sueño y el Alzheimer”.
El Dr. Oriol Grau, Jefe del Grupo de Investigación Clínica y Factores de Riesgo para Enfermedades Neurodegenerativas del BBRC, explica:
“A través de estos análisis hemos podido estudiar asociaciones entre los principales biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer y distintas medidas de la calidad del sueño, como como su puntuación total, duración, eficacia y alteración”.
Mediante el análisis de muestras de líquido cefalorraquídeo de 332 participantes tomadas al inicio y después de un período promedio de 1,5 años, los investigadores evaluaron el efecto de la calidad del sueño inicial sobre el cambio en los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer a lo largo del tiempo.
Los análisis transversales revelaron que la mala calidad del sueño se asocia significativamente con un aumento de la proteína t-tau en el líquido cefalorraquídeo.
Entre otros hallazgos, se demostró que una duración corta del sueño, inferior a siete horas, se asocia con valores más elevados de p-tau y t-tau, biomarcadores clave para medir el riesgo de Alzheimer en la fase preclínica de la enfermedad.
Además, los análisis longitudinales mostraron que mayores alteraciones del sueño se asociaron con una disminución del biomarcador Aβ42 con el tiempo.
Este estudio demuestra que la mala calidad del sueño informada por los participantes se asocia con una mayor patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en personas sin deterioro cognitivo.
Laura Stankeviciute agregó:
“Nuestros resultados fortalecen aún más la hipótesis de que la interrupción del sueño puede representar un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer.
Por esta razón, se necesita investigación futura para probar la eficacia de las prácticas preventivas, diseñadas para mejorar el sueño en las etapas presintomáticas de la enfermedad”, con el fin de reducir la patología de la enfermedad de Alzheimer”.
Fuente: Medical Xpress