Aunque a veces sea difícil de creer, las caídas representan un importante problema de salud pública, en especial entre los adultos mayores.
Es por eso que se han probado con distinto éxito varias estrategias para prevenir o dotar a las personas de respuestas al momento de sufrir una.
Así lo explicó el profesor Juan José Mariman, Doctor en Ciencias Biomédicas y académico del Departamento de Kinesiología de la Facultad de Medicina (U. Chile) y quien encabeza este proyecto.
“En la búsqueda de tratar de innovar la manera en que entrenamos el sistema nervioso para responder a una situación de este tipo, queremos estimular la función del cerebelo, que está involucrado con la mantención del balance, para observar si esta estimulación puede preparar al individuo para generar una respuesta más adecuada ante una perturbación del equilibrio”, explicó.
Esto porque uno de los roles del cerebelo es dar respuesta a las alteraciones del equilibrio, en lo que está involucrado todo el sistema nervioso, así como adaptarse a ellas para aprender estrategias para restablecerlo.
“Entonces eso es lo que queremos potenciar con la estimulación: ese rol en particular del cerebelo en la adaptación de la respuesta motora.
Lo haremos a través de un par de electrodos ubicados en una posición específica sobre la cabeza, pues se ha demostrado que puede influir en mejorar esa respuesta”, remarcó.
Los electrodos serán puestos de manera no invasiva, uno sobre el cuero cabelludo en la parte posterior de la cabeza y el segundo ya sea en la mejilla o el hombro a modo de retorno, con la idea de “generar un flujo de corriente que movilice distintas sustancias al interior del sistema nervioso, lo que debiera potenciar la función del cerebelo”.
Para ello reclutarán individuos sanos que organizarán en dos grupos, uno que recibirá estimulación transcraneal y otro control, a los que someterán a dos simples experimentos: uno para ver su reactividad frente a una situación que podría generarles desequilibrio, y otro para ver su ajuste postural y capacidad de predicción.
Luego compararán los resultados mediante diversos indicadores, como la aceleración del cuerpo o el patrón de activación muscular, usando elelectromiografía.
“Lo que esperamos es que aquellos que reciban la estimulación eléctrica mejoren en el tiempo su activación muscular como respuesta frente a la perturbación del equilibrio, así como ajusten su postura de manera más eficiente y tengan una mayor capacidad de predicción frente a una actividad determinada”, detalló el especialista.
Además, añadió, apuntan a que en la medida en que los individuos se hayan expuesto a más sesiones de estimulación transcraneal, las respuestas de aceleración del cuerpo y de patrón de activación muscular se adelanten en el tiempo; es decir, sean más rápidas.
“Teóricamente, a medida que el sujeto va experimentando el estímulo, debería ir prediciendo, optimizando esa respuesta; queremos ver es si esa curva de predicción de la perturbación cambia con estimulación versus sin estimulación.
Lo que se ha visto en otros paradigmas de adaptación es que la estimulación cerebelosa acelera esta curva de aprendizaje, por tanto los sujetos logran un mejor rendimiento antes que el grupo no estimulado”, dijo.
Por último, indicó el académico, los resultados obtenidos podrían sentar las bases para continuar esta línea de investigación en pacientes de la tercera edad o afectados por Parkinson o con secuelas de un accidente cerebrovascular.
“Alternativas como esta, en la que se potencia el funcionamiento del sistema nervioso a través del cerebelo, podrían ser auspiciosas.
Es una pregunta que nosotros quisiéramos testear, en la misma línea, pues por ejemplo en nuestra universidad ya se ha demostrado que la estimulación de otra zona, como es la médula espinal, es suficiente para compensar algunos de los daños producidos por el Parkinson”, detalló.
Fuente: Noticias de la Ciencia