El Instituto de Tecnología de Massachusetts utiliza material de grafeno que es 5 por ciento tan denso como el acero y diez veces más fuerte que ese metal.
A partir de un modelo informático de alta precisión, los investigadores imprimieron en 3D cubos diatómicos para representar la estructura esponjosa del material y luego los sometieron a pruebas de compresión.
La forma aquí es increíblemente importante; el cubo en sí parece una esponja magenta.
Su naturaleza porosa significa que hay más área superficial, y más área superficial significa fuerzas más altas en pesos más bajos.
Quizás lo más interesante es que los diferentes cubos reaccionaron inesperadamente.
Uno con paredes y pliegues más gruesos, por ejemplo, era en realidad menos estable a medida que se aplicaba más presión.
Comparado con uno con la construcción más delgada, se rompió explosivamente.
En comparación, el cubo más fino se rompió de una manera casi controlada, conservando su forma casi hasta el final.
El MIT dice que esto se debe a que las paredes más delgadas permiten que la estructura se deforme gradualmente mientras que la más gruesa almacena la energía de deformación, que se libera de una vez.
Esto conduce al descubrimiento que no es tanto los materiales en uso (aunque ayuda ciertamente), pero su forma lo que contribuye a su fuerza.
“Usted puede reemplazar el material con cualquier cosa”, dijo el jefe de Ingeniería Civil y Ambiental del MIT. “La geometría es el factor dominante”.
¿Un uso potencial? Tomar partículas de polímero o metal, recubriéndolas con grafeno y luego retirar los materiales básicos después del tratamiento térmico y de presión.
Tal método dejaría la estructura ligera y super fuerte del grafeno en su lugar.
MIT cree que este tipo de aplicación podría ser utilizado en cualquier lugar con puentes de hormigón e incluso sistemas de filtración para el tratamiento de agua o químicos.
Fuente: Engadget