Un barco de mercancías llamado Suzaku ha logrado completar el primer trayecto comercial y autónomo del mundo, y lo ha hecho gracias a pruebas preliminares y, sobre todo, a un avanzado sistema de inteligencia artificial.
El barco Suzaku llevaba una carga de 749 toneladas y ha recorrido 790 kilómetros sin intervención humana el 99% de ese trayecto.
El viaje, con una duración de 40 horas, tuvo como origen la Bahía de Tokyo y como destino en el puerto de Tsumatsusaka en la Bahía de Ise.
El secreto de este éxito está en el sistema de inteligencia artificial utilizado en el trayecto.
Su nombre es especialmente conveniente: Orca AI, y se trata de un desarrollo que hace uso de dieciocho cámaras que proporcionan una visión 360º con la que es posible ofrecer detección, seguimiento, clasificación y estimación de distancia con otras naves y obstáculos en tiempo real.
El sistema lleva un año siendo entrenado para este trayecto, y eso le permitió atravesar con éxito una de las zonas marítimas con mayor congestión del mundo.
Durante su viaje, el barco realizó de forma autónoma 107 maniobras para impedir colisiones, y evitó a entre 400 y 500 barcos.
Los proyectos que rodean a los barcos autónomos son menos conocidos, pero llevan también tiempo en desarrollo.
En 2018 la división marítima de Rolls Royce colaboró con Intel para crear el Falco, un ferry convencional al que añadió ese “kit” de inteligencia artificial para dotarlo de autonomía en la navegación.
La empresa noruega Yara International también tiene preparado su Yara Birkeland, su primer buque de carga autónomo y eléctrico.
Hay otro problema: la regulación internacional, que debe ser actualizada antes de que esta tecnología se pueda implementar de forma masiva.
La Unión Europea ya contempla ese futuro, y tiene una guía operativa para los llamados Maritime Autonomous Surface Ships (MASS).
En ello está también la International Maritime Organization (IMO), la agencia de Naciones Unidas responsable de proteger el medioambiente marino.
Este organismo incluso define cuatro niveles de autonomía, similares a los que se usan en autos.
Según un estudio de Allianz, los accidentes marítimos son provocados en un 75-96% de los casos por errores humanos, y la tecnología de navegación autónoma podría hacer más seguros esos viajes.
Además, indica, este tipo de sistemas son capaces de seguir las rutas de navegación de forma más precisa, lo que también ayuda a ahorrar combustible.
Y luego está lo otro: se reducirían de forma notable los costos asociados a las tripulaciones, aunque ahí se derive un potencial problema serio por el desempleo que estos sistemas podrían generar.
Estos sistemas no solo son muy interesantes para el transporte de mercancías, sino también para los viajes de placer.
Fuente: TweakTown