Se ha logrado una proeza tecnológica notable: una imagen digital en alta resolución del cerebro de una mosca de la fruta adulta.
A partir de ahora, será posible rastrear en todo este cerebro la sucesión de conexiones que enlaza a una neurona con cualquier otra.
Nunca antes se había visualizado el cerebro completo de una mosca con esta resolución.
El avance ya ha permitido al equipo integrado, entre otros, por Davi Bock, del Instituto Médico Howard Hughes en Estados Unidos, ver conexiones entre neuronas.
https://youtu.be/9tIPGiE2RTE
Este nivel de detalle es fundamental para obtener un mapa de los circuitos cerebrales, las redes específicas de conexiones neuronales subyacentes en los distintos comportamientos de esas moscas.
Los nuevos datos ofrecen una nueva herramienta para cartografiar estas conexiones.
Y, en un centro cerebral dedicado a la memoria, los datos también revelaron algo sorprendente.
Las moscas de la fruta, o Drosophila melanogaster, se conocen posiblemente más por su revoloteo alrededor de la fruta madura.
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Pero estos diminutos insectos son sorprendentemente sofisticados, tal como puntualiza Bock.
Pueden aprender y recuerdan cosas.
Saben qué lugares son seguros y cuáles son peligrosos.
Ejecutan elaboradas secuencias de movimientos corporales de cortejo y de acicalamiento.
El cerebro de la mosca de la fruta, del tamaño aproximado de una semilla de amapola, contiene unas 100.000 neuronas (los humanos tenemos alrededor de 100.000 millones).
Cada neurona se ramifica en multitud de finos “hilos” que tocan a los de otras neuronas.
Las neuronas usan estas conexiones, o sinapsis, para “hablar” entre ellas, conformando así una densa red de comunicación.
Fuente: Noticias de la Ciencia