Rebotar una pelota de ping-pong en una paleta no es un gran desafío para alguien con un mínimo de coordinación ojo-mano, pero ¿qué pasaría si tuviera los ojos vendados y tuviera que depender solo de sus oídos?
Eso hace que el desafío sea casi imposible, pero inesperadamente resultó ser un enfoque efectivo para este artilugio de malabarismo.
Construir una máquina como esta para sentarme en mi escritorio y rebotar una pelota de ping-pong todo el día destruiría por completo mi productividad, pero para Tobias Kuhn, presentaba un desafío único de tratar de encontrar para que la pelota se mantuviera rebotando en la pequeña plataforma.
El enfoque inicial de Kuhn fue emular cómo un humano mantendría la pelota rebotando, rodeando la plataforma con una serie de fototransistores LED que funcionaban como ojos, rastreando visualmente el movimiento de la pelota para que la plataforma pudiera hacer ajustes de tiempo y ángulo para mantenerla rebotando.
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Así que Kuhn volvió a la mesa de dibujo y se le ocurrió un enfoque radicalmente diferente para la última versión de su máquina.
Debajo de la plataforma móvil hay ahora cuatro diminutos micrófonos que constantemente escuchan el sonido de la pelota que rebota en la plataforma.
La intensidad del sonido recogido por los cuatro micrófonos se puede comparar y utilizar para extrapolar dónde se produjo el rebote, y el procesamiento adicional puede calcular los ajustes necesarios a la plataforma móvil para mantener la bola lo más centrada posible.
Fuente: Gizmodo
