Científicos han descubierto un sorprendente efecto fotomolecular que, entre otras repercusiones, podría cambiar el modo en que se calculan diversos parámetros del cambio climático global.
La evaporación nos rodea por todas partes, y el ser humano lleva observándola y utilizándola desde que existimos como especie.
Es el más fundamental de los procesos: la evaporación del agua de la superficie de mares y lagos, la disipación de la niebla bajo el sol de la mañana y la desecación de los estanques salobres que deja tras de sí sal sólida.
Y, sin embargo, resulta que siempre hemos pasado por alto una parte importante del proceso…
En una serie de experimentos minuciosamente precisos, un equipo de investigadores encabezado por Guangxin Lv, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos, ha demostrado que el calor no es el único causante de la evaporación del agua.
La luz, al incidir sobre la superficie del agua donde el aire y el agua se encuentran, puede romper las moléculas de agua y hacerlas flotar en el aire, provocando la evaporación en ausencia de cualquier fuente de calor.
Este asombroso descubrimiento podría tener implicaciones muy diversas.
Podría ayudar a explicar las misteriosas anomalías en las mediciones realizadas a lo largo de los años sobre cómo afecta la luz solar a las nubes y, por tanto, afectar a los cálculos sobre los efectos del cambio climático global sobre la nubosidad y sobre las precipitaciones.
También podría conducir a nuevas formas de diseñar procesos industriales como la desalinización o el secado de materiales con energía solar.
Fuente: PNAS