Un equipo de más de 35 personas ha dedicado un año y medio a su desarrollo y prueba, con la colaboración de los pilotos de Cupra Adrien Tambay y Jordi Gené.
Sobre el asfalto de la pista del antiguo Aeropuerto de Tempelhof (Berlín, Alemania), Klara Andersson se sube al Cupra UrbanRebel Racing Concept.
La piloto de Cupra se pone unas gafas de realidad virtual y al pisar el acelerador entra en el mundo digital, elevando la emoción a otro nivel exponencial:
“¡Es increíble! Me dedico a pilotar, pero conducir un carro físico por el mundo digital es algo que no esperaba hacer nunca y ha sido una sensación completamente nueva; quiero probarlo otra vez”, exclama Klara.
Así es cómo Cupra ha llevado a cabo el primer concepto de conducción eléctrica digital, la Exponential Experience.
“En Cupra no tenemos suficiente con contar historias, queremos vivirlas, y por eso estamos dando el paso de storytelling a storyliving”, explica Sven Schuwirth, COO de Cupra.
“Queríamos explorar la fusión de lo físico y lo virtual en un campo, el racing, en el que Cupra puede darlo todo, con la ambición de seguir acercándonos a la Generación Z”, añade Xavi Serra, responsable de Cupra Racing.
Así surgió la idea de crear la Exponential Experience, que extrae toda la emoción de la conducción en su mayor grado exponencial.
“Y no podía ser con otro modelo que no fuera el UrbanRebel Racing Concept, la máxima expresión de gamificación”, apunta Serra.
Para convertir esta idea que rompe convenciones en una realidad, un equipo de más de 35 personas, entre diseñadores, ingenieros y pilotos de Cupra, ha dedicado un año y medio al planteamiento, desarrollo y pruebas de la experiencia, juntamente con los partners de Breach.
Todo un reto para esta empresa noruega especializada en diseño visual de videojuegos:
“Nunca nos habíamos encontrado con una propuesta como la que planteaba Cupra, era una oportunidad que no podíamos dejar escapar”, comenta Andreas Weibye, diseñador de software de Breach.
Y añade: “Desarrollar realidad virtual en un auto en movimiento no es algo que se haga todos los días”, pero la constancia dio sus frutos, “y estamos muy orgullosos del resultado”.
El mayor reto de la Exponential Experience es hacer frente a la latencia, el tiempo que transcurre entre estímulo y respuesta, ya que entran en juego dos variables: el seguimiento del desplazamiento del auto y a la vez el de los movimientos de la cabeza del piloto.
“Cada milésima de segundo cuenta, y debemos hacer un seguimiento preciso del carro y gafas para saber su posición y su orientación en todo momento”, indica Ivan Valencia, Project Leader de la Exponential Experience en Cupra.
Por eso, Cupra desarrolló una estructura informática con sensores, varias funciones de seguridad, una comunicación bidireccional con la electrónica del vehículo:
“Es muy importante que quien se ponga al volante pueda sentir que las sensaciones que experimenta van a la par que las imágenes que está viendo”, añade Valencia.
Durante el desarrollo del proyecto, se llevaron a cabo incontables pruebas en las instalaciones de Cupra en Martorell y en áreas cerradas del Aeropuerto de Girona, hasta que en abril se pudo disfrutar por primera vez en el Aeropuerto de Tempelhof durante el Exponential Impulse Event en Berlín.
“En total, más de 500 kilómetros recorridos en la fase de pruebas, y una gran cantidad de datos que procesar”, apunta Serra.
Y entre los elegidos para probar la experiencia, los pilotos de Cupra Adrien Tambay y Jordi Gené, partícipes del desarrollo; Wayne Griffiths, CEO de Cupra, embajadores de la marca como los futbolistas del FC Barcelona Marc ter Stegen y Ansu Fati, o Klara Andersson:
“Abre la puerta a un futuro sin límites”, comenta la piloto.
“Con la Exponential Experience, un trozo de asfalto puede convertirse en lo que queramos, el único límite es la imaginación”, concluye Xavi Serra.
Fuente: Cupra