Han ideado y probado armaduras artificiales para hacer más poderosas a bacterias buenas.
Al igual que los bomberos cuando se equipan con lo mejor en protección personal para combatir un incendio incontrolado del mejor modo posible, las bacterias probióticas hacen un mejor trabajo para sofocar la inflamación intestinal cuando están equipadas con los mejores accesorios.
El equipo de Quanyin Hu, de la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos, así lo ha comprobado poniendo a esas bacterias a combatir la enfermedad inflamatoria intestinal, nombre genérico para varias enfermedades con síntomas parecidos entre las que figuran la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
Este avance se basa en tecnología que el equipo ya diseñó y probó anteriormente.
Esa tecnología anterior encapsula las bacterias beneficiosas dentro de una cáscara protectora muy fina pero eficaz para ayudarlas a sobrevivir a un ataque de ácidos estomacales y microbios competidores el tiempo suficiente para establecerse y multiplicarse en los intestinos de ratones.
Aunque la tecnología hace que las bacterias probióticas administradas por vía oral sean más eficaces, las enfermedades inflamatorias intestinales son dolencias complejas en las que están implicadas más cosas que tan solo comunidades descontroladas de microbios intestinales.
Por eso, es imprescindible tratar dichas enfermedades desde distintos ángulos.
Teniendo eso en cuenta, Hu y sus colegas idearon nanopartículas especializadas para neutralizar las sustancias implicadas en las enfermedades inflamatorias intestinales.
También han ideado una forma de adherir estas “mochilas” de nanopartículas a las bacterias beneficiosas después de cubrirlas con la armadura.
En combinación con la acción probiótica de los propios microbios, estas mochilas de nanopartículas podrían mejorar significativamente (y simplificar) los tratamientos contra las enfermedades inflamatorias intestinales.
Aunque las causas últimas de las enfermedades inflamatorias intestinales son complejas y aún se están estudiando, uno de los culpables es la sobreproducción de sustancias conocidas como especies reactivas del oxígeno.
Estas sustancias son cruciales para ciertas funciones del cuerpo humano, pero un exceso de ellas en el intestino puede alimentar una inflamación perjudicial a lo largo del revestimiento de los intestinos.
Aquí es donde entran en escena las mochilas de nanopartículas.
Las diminutas partículas son en parte sulfuro y en parte ácido hialurónico.
El ácido es un potente antiinflamatorio y el sulfuro actúa directamente contra las especies reactivas del oxígeno.
La estrategia ha sido probada por Hu y sus colegas en ratones.
En los experimentos, las bacterias probióticas Escherichia coli Nissle 1917 cubiertas con una armadura protectora y equipadas con las mochilas de nanopartículas han demostrado ser significativamente mejores para mitigar los síntomas de enfermedades inflamatorias intestinales que sus homólogas sin el equipamiento adicional.
El nuevo tratamiento se administra por vía oral, lo que podría convertirlo en una alternativa mucho mejor que otros tratamientos más invasivos contra las enfermedades inflamatorias intestinales, entre los que figura la extirpación parcial del colon.
Aunque los resultados obtenidos en los experimentos con ratones son prometedores, habrá que esperar algún tiempo antes de poder probar el tratamiento en humanos.
Lo siguiente que planea hacer Hu es probar si las mochilas de nanopartículas funcionan bien con otras especies de bacterias probióticas y documentar si el tratamiento tiene algún efecto secundario no deseado.
Simplificar el proceso de creación y fijación de las mochilas de nanopartículas también será crucial para que los tratamientos sean clínicamente viables.
Fuente: Science Advances