Corren tiempos de cambio. La tecnología avanza casi más rápido de lo que los consumidores pueden asimilar, los teléfonos son capaces de hacer cosas impensables hace una década y ahora, de pronto, aparece una Harley-Davidson que ni hace ruido ni vibra.
Lo que está viendo es la Harley-Davidson LiveWire, una moto eléctrica con una importancia vital en el mercado que ya está a la venta y que ha llegado para ser la punta de lanza de este tipo de vehículos.
La movilidad eléctrica es el futuro, pero al mismo tiempo es parte del presente.
Alguien tiene que comenzar a dar los primeros pasos en este sentido pero posiblemente nunca habríamos apostado por Harley-Davidson como la marca que se iba a establecer como ariete en este incierto mercado incipiente.
Piénselo. Cuando pensamos en el estereotipo de aficionados a las motos, duros, tatuados, barbudos, grandes y posiblemente con chalecos de cuero o incluso flecos, nuestra mente fabrica con rapidez la del propietario de una Harley-Davidson.
No es para menos, porque la marca de Milwaukee lleva desde 1903 produciendo motos de combustión de una forma canónica, siendo posiblemente la marca más fiel a sus principios y cuyos acérrimos ejercen una mayor presión para mantener las líneas maestras inalteradas.
Y aquí precisamente está el filo de la navaja por el que la firma estadounidense lleva tiempo andando.
Su principal mercado es el de los fanáticos de Harley-Davidson, pero son un público limitado, que se va haciendo mayor y que no tiene relevo en las nuevas generaciones.
Seguir vendiendo motos a quienes ya son sus clientes sólo les llevaría a perder ventas.
Por otro lado ofrecer productos nuevos podría poner en contra a sus fanáticos quienes incluso se podrían ver traicionados, pero implica la apertura a nuevos mercados y rangos de edad.
Harley-Davidson ha optado precisamente por este segundo camino, el de la regeneración, convirtiendo a la LiveWire ya no en su primera moto eléctrica, sino en la primera moto eléctrica de tamaño completo comercializada por una gran marca tradicional.
No un scooter, no una pequeña moto urbana; es toda una moto eléctrica que llega al mercado cinco años después de presentarse el Project LiveWire.
En 2014 un proyecto embrionario nos adelantó lo que ahora se ha convertido en una realidad.
Lo primero que vemos al plantarnos ante la Harley-Davidson LiveWire es que es una moto con todas las letras, pero con la salvedad de ser más pequeña en persona.
Es considerablemente más compacta que cualquier otra marca del catálogo americano, pero sobre todo más estrecha.
La arquitectura que han construido en Milwaukee sitúa al motor Revelation creado expresamente para esta máquina en la parte inferior de la zona media, dejando la parte central para el paquete de baterías con una capacidad de 15,5 kWh y la zona superior encerrando el sistema de carga y la electrónica bajo el falso depósito construido esta vez en plástico.
Precisamente el depósito es uno de los pocos rasgos que nos recuerdan a Harley-Davidson al mirar a la LiveWire junto con ciertas líneas del asiento, el portamatrículas sobre la rueda trasera o el faro delantero LED envuelto en una voluminosa máscara.
Por lo demás posiblemente estemos ante la moto más deportiva que jamás haya construido la marca.
El chasis está compuesto por una estructura atornillada de piezas de acero fundido que utiliza el paquete de baterías como elemento estructural.
A él se sujeta un juego de suspensiones regulables digno de una moto de corte deportivo y firmado por Showa en ambos trenes.
La postura es deportiva, pero la sensación es rara, no hay sonido alguno, ni vibraciones, ni maneta de embrague, ni pedal del cambio.
Son 105 CV de potencia máxima y 116 Nm de par motor los que su motor Revelation de factura propia es capaz de generar, pero los transmite de una manera totalmente instantánea para convertirlos en velocidad.
La recuperación es sencillamente descomunal, pudiendo recuperar de 96 a 128 km/h en solamente 1,9 segundos.
Encerrados en una pantalla totalmente digital a color (que también es táctil y configurable), podremos escoger entre siete niveles de conducción.
Son cuatro modos de fábrica y tres para modificarse a la carta.
Cada uno de ellos actúa sobre la potencia máxima, la respuesta del acelerador, la regeneración del motor y la intervención del control de tracción.
A nivel de chasis y suspensiones en Harley-Davidson han trabajado a fondo para crear un conjunto dinámico, y lo han conseguido.
El chasis se deja hacer entre curvas, tiene ciertos toques de pereza pero se traducen en una buena estabilidad.
Mientras tanto las suspensiones hacen bien su trabajo con una pisada decidida sólo ensombrecida por una suspensión trasera demasiado seca y unos neumáticos Michelin Scorcher de serie que podrían tener un punto más de agarre.
La LiveWire puede llegar tan rápido hasta la siguiente curva que Harley-Davidson ha montado el equipo de freno más potente que hayan utilizado nunca, con un doble disco delantero mordido por sendas pinzas de anclaje radial con cuatro pistones a las que sólo le faltaría una bomba del mismo fabricante.
Frenan muy bien, de manera progresiva, pero algo más de tacto no estaría nada mal.
Actualmente la Harley-Davidson LiveWire juega en terreno de nadie.
Ninguna otra gran marca de motos tiene una moto eléctrica con estas capacidades y estas prestaciones.
Los de Milwaukee han querido golpear de primeros y golpear muy fuerte, colgándose la medalla de ser el ariete del mercado en las motos eléctricas.
Está claro que por los 33.700 euros que cuesta no es una moto asequible precisamente, pero hay que tener en cuenta que es la primera de una estirpe que ha llegado para quedarse.
Porque la movilidad eléctrica es una realidad que ya forma parte de nuestro presente.
Como handicap nos encontramos con una autonomía de 225 km en entornos urbanos y 142 km en carreteras secundarias a buen ritmo.
El cambio de paradigma implica también un cambio de costumbres, y tendremos que ver a las motos de aquí a poco tiempo como un smartphone que dejamos cargando al llegar a casa o al trabajo. Una cuestión de hábitos.
Mirando a este futuro, la LiveWire es una moto preparada para satisfacer a aquellos usuarios con más prisa.
Si en un enchufe doméstico tarda 11 horas en realizar una carga completa, en un punto de carga rápida puede soportar cargas de hasta 25 kW de potencia con los que en 40 minutos puede alcanzar el 80% y el 100% en 60 minutos.
Fuente: Xataca