La música puede animarnos a realizar actividad física e incluso bailar. ¿Puede también ayudarnos a correr más y mejor? Una investigación ha buscado la respuesta a esta pregunta.
Escuchar música editada para marcar ritmos durante la práctica de la carrera ha resultado ser una herramienta útil para la mejora de resultados de las personas que corren y, a su vez, la prevención de lesiones.
Esta es la conclusión de dicho estudio, realizado por un equipo de la Universidad de Alicante y de la Universidad Rovira i Virgili en Tarragona.
El equipo pretendía comprobar si el entrenamiento de retroalimentación musical con un ritmo determinado aporta mejoras en la frecuencia de zancada y que si esta se mantiene estable a lo largo del tiempo conduce a un aumento de la frecuencia de zancada preferida.
Para ello, los autores del estudio trabajaron con una muestra de corredores aficionados a los que se dividió en dos grupos, uno que corría con música creada según el ritmo de carrera al que se pretendía llegar (grupo experimental) y un segundo sin utilización de música durante la carrera (grupo normal).
Ambos grupos estaban formados por mujeres y hombres de forma equilibrada.
Las mediciones se realizaron en tres sesiones durante períodos separados por 15 días a 20 corredores (11 hombres, 9 mujeres) que no habían sufrido lesiones recientes y que cumplían unos parámetros personales y deportivos mínimos, como ser mayor de edad y correr más de 15 kilómetros por semana.
Previamente a la medida en carrera se realizó un examen de las capacidades individuales físicas de las personas participantes y éstos resolvieron cuestionarios sobre historial deportivo, historial de lesiones y gustos musicales con los que los investigadores determinarían los ritmos de la música a escuchar durante los entrenamientos.
Después de realizar las monitorizaciones de las sesiones de carrera de los participantes en el estudio, el equipo investigador comprobó que hubo “una mejora en la frecuencia de zancada en el grupo que utilizó la retroalimentación musical durante las sesiones de carrera continua” y añade que debido al aumento de la frecuencia de zancada “se puede reducir el riesgo de lesiones, ya que las fuerzas de resistencia se reducen y, entre otros aspectos, se mejora la estabilización de las caderas durante la carrera y se reduce el choque de la tibia”, explica el investigador Roberto Cejuela.
Sin embargo, los beneficios de escuchar música durante la carrera no se circunscriben únicamente a la mejora de resultados, sino que también resultan un estímulo que favorece el aprendizaje de la técnica de carrera y, en consecuencia, reduce el riesgo de lesiones, tiene diferentes efectos tanto en la velocidad de carrera como en la frecuencia cardíaca, por lo que se mejora el rendimiento, y las interacciones con el tempo de la música se asocian con distintos beneficios como alargar el tiempo de agotamiento, la aceleración del ritmo de recuperación después del ejercicio y el aumento del tiempo de trabajo.
Además de los efectos beneficiosos en términos físicos, la música también tiene su aportación positiva a nivel psicológico, puesto que «ayuda a regular las emociones, lo que supone aumentar la motivación del deportista y lo que la convierte en una herramienta que ayuda a mejorar el rendimiento, por lo que se considera un estímulo placentero», concreta el investigador.
En definitiva, el estudio concluye que hubo mejoras significativas en el grupo experimental en las distintas pruebas, mientras que las diferencias entre las pruebas del grupo normal no eran significativas.
Los resultados mostraron que el entrenamiento con música ayuda a aumentar la frecuencia de zancada en los corredores, algo que puede ser de gran interés para mejorar los parámetros de la técnica de carrera.