El nuevo sistema fue creado por un equipo de la Universidad de Glasgow. Ofrece mayor precisión para detectar anomalías en la actividad cardiaca y diagnosticar a tiempo enfermedades como el Alzheimer.
La inteligencia artificial también podría ayudar a detectar con más precisión algunas enfermedades cardiovasculares.
Un equipo de científicos de la Universidad de Glasgow (Escocia) ha desarrollado una cámara láser, impulsada por la tecnología de moda, capaz de leer los latidos del corazón de una persona a distancia.
El invento tiene potencial para sustituir los tradicionales estetoscopios.
El estetoscopio fue inventado a principios del siglo XIX.
Una solución que evitó que los médicos tuvieran que poner la oreja en el pecho de un paciente para monitorear la actividad cardiaca.
Efectivos, pero con espacio para el error. Todo depende de la capacitación de quien lo use.
Además, dificultan la detección de algunas irregularidades, como los soplos cardíacos, que a veces pueden provocar serias complicaciones de salud.
El nuevo sistema de inteligencia artificial desarrollado por la Universidad de Glasgow incluye cámaras de alta velocidad, con la capacidad grabar imágenes a velocidades de 2.000 fotogramas por segundo.
El mecanismo funciona proyectando un rayo láser sobre la garganta de una persona.
De esta forma, puede medir exactamente cuánto sube y baja la piel del paciente, a medida que su arteria principal se expande y contrae por el paso de la sangre.
Son movimientos muy pequeños: de unas pocas milmillonésimas de metro.
El problema es que otros movimientos, como la respiración, anularían las señales de los latidos del corazón.
Pero acá interviene la inteligencia artificial.
«Utilizamos sistemas informáticos avanzados para filtrar todo, excepto las vibraciones causadas por los latidos del corazón de una persona», explicó Daniele Faccio, del Centro de Investigación Avanzada de la universidad.
«Conocemos el rango de frecuencia de los latidos del corazón humano y la inteligencia artificial se centra en eso».
Faccio se imagina puestos en centros comerciales que puedan medir rápidamente la actividad cardiaca de una persona y agregarla a sus registros médicos en línea.
También, monitores cardíacos impulsados por láser de inteligencia artificial en la casa de un paciente, para medir sus latidos en un entorno doméstico.
Otras variantes podrían rastrear anomalías en la presión arterial o cambios sutiles en los latidos mientras se camina.
Esto, explicó Faccio, podría ayudar a diagnosticar de manera temprana la aparición de Alzheimer.
Algunas irregularidades, como soplos o latidos demasiado rápidos o lentos, alertarían de un posible derrame cerebral o un paro cardíaco.
«Este sistema es muy preciso», insistió Faccio.
El análisis gracias al láser con inteligencia artificial permite al personal sanitario detectar cambios en la frecuencia cardíaca, no comparándolos con un promedio estadístico de una población, sino comparándolos con el historial personal de cada paciente.
Faccio y su equipo crearon LightHearted AI, una nueva empresa que busca capital de riesgo para expandir el desarrollo de estos dispositivos.
Esperan que el año que viene tendrán un prototipo listo para ser usado en hospitales y consultorios.
Varias soluciones con inteligencia artificial se están desarrollando para atender la salud cardiovascular.
La Universidad de Edimburgo, por ejemplo, anunció este año que había diseñado un nuevo algoritmo de altísima precisión para diferenciar los ataques cardíacos reales de las falsas alarmas.
El modelo de aprendizaje automático utiliza información del paciente recopilada de forma rutinaria, así como sus niveles de troponina.
De esta forma, calcula la probabilidad de que una persona pueda sufrir un infarto de miocardio.
La herramienta, probada en más de 10.000 pacientes en seis países, acertó en el diagnóstico en 99,6 % de los casos.
Fue efectiva, independientemente de la edad y sexo de la persona.
Esta inteligencia artificial, llamada CoDE-ACS, pudo descartar un ataque cardíaco en más del doble de pacientes que los métodos tradicionales.
La velocidad en el análisis, además de beneficiar al paciente, reduciría la presión del personal de las salas de emergencia, destacaron los creadores de este sistema.
Fuente: The Guardian