Uno de los pocos inconvenientes de la energía solar es, desde luego, la limitada capacidad de producción, ya que durante la noche no es posible captarla.
Sin embargo, el equipo de la Escuela Superior de Ingeniería en Energías Fotovoltaicas y Renovables, perteneciente a la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), de Australia, finalmente ha conseguido romper esa barrera.
¿Cómo pudieron producir energía solar en plena noche?
Recurrieron a los rayos infrarrojos.
Gracias a un dispositivo semiconductor, bautizado como “diodo termorradiativo“, es posible producir energía solar a partir de la radiación infrarroja.
Lo más curioso de todo es que su invento integra tecnología que no es para nada nueva.
De hecho, usan componentes que ya es posible encontrar en gafas de visión nocturna desde hace años.
Entre esos componentes están las cámaras termográficas, con las cuales es posible medir la temperatura de un objeto sin necesidad de hacer contacto con el mismo.
Pero, además, sirven para observar la radiación infrarroja.
“De la misma manera que una celda solar puede generar electricidad absorbiendo la luz solar, el diodo termorradiativo genera electricidad emitiendo luz infrarroja en un ambiente más frío.
En ambos casos, la diferencia de temperatura es lo que nos permite generar electricidad“, indicaUNSW.
Cabe mencionar que, de momento, la cantidad de energía solar producida por su dispositivo es bastante pequeña.
Específicamente, 100.000 menos que la que puede generar un panel solar convencional.
Lo anterior, sin embargo, no ha evitado que surja entusiasmo entre los investigadores.
Primeramente, porque acaban de comprobar algo que, hasta hace apenas unos años, era una simple teoría.
Por otro lado, este es tan solo el primer paso de un trabajo que puede ir mejorando con el paso del tiempo hasta tener un dispositivo que produzca más energía solar.
“El avance del equipo de la UNSW es una confirmación emocionante de un proceso previamente teórico, y también es el primer paso para fabricar dispositivos especializados y mucho más eficientes que algún día podrían capturar la energía a una escala mucho mayor.”
Ned Ekins-Daukes, miembro de la mencionada institución académica, considera que este invento es tan importante como cuando se demostró la funcionalidad de una celda solar de silicio en 1954.
En aquella época, solo tenía un 2% de eficiencia de producción energética. Hoy en día, ese porcentaje se ha elevado al 23%.
Sin duda, son palabras mayores, y deja en evidencia la confianza que tiene el equipo de ingenieros de los avances que pueden conseguir próximamente.
El margen de mejora es amplio y lo van a aprovechar.
“Incluso si la comercialización de estas tecnologías aún está lejos, estar en el comienzo de una idea en proceso de evolución es algo muy emocionante para un investigador.
Al aprovechar nuestro conocimiento sobre cómo diseñar y optimizar celdas solares y apoyarnos en materiales de la comunidad ya existentes, como el fotodetector del infrarrojo medio, esperamos avanzar rápidamente hacia la el sueño de la producción nocturna de energía solar“, añadió el doctor Michael Nielsen, uno de los principales artífices de la investigación.
Fuente: UNSW