Este material mostrado en la fotografía no necesita ser calentado; siempre está caliente, aunque repose en una habitación a temperatura ambiente o incluso cuando vaya a bordo de una nave espacial muy alejada del Sol.
El pedazo mostrado está al rojo vivo sin que nadie lo haya metido en un horno, ni le haya aplicado un soplete, ni lo haya calentado de ningún otro modo.
Se trata de plutonio, concretamente plutonio-238, un isótopo.
El plutonio es radiactivo y por eso genera calor por sus propios medios.
De no ser por lo peligroso y lo escaso que es, resultaría ideal como núcleo de estufas permanentes para hogares y lugares de trabajo donde siempre se necesite calefacción.
Sí que se ha empleado para calefacción de aparatos que no puedan funcionar a temperaturas demasiado bajas en vehículos espaciales no tripulados que deban alejarse mucho del Sol y por tanto no puedan valerse de la energía solar.
De igual modo, esa fuente de calor permite generar energía eléctrica para los sistemas de a bordo.
Dos de las naves en las que se ha empleado plutonio-238 para tal fin son las Voyager 1 y 2 de la NASA, que partieron de la Tierra en 1977 y que actualmente se hallan ya fuera de nuestro sistema solar, surcando el espacio interestelar.
Este tipo de uso del plutonio-238 sigue teniendo aplicaciones hoy en día y da pie a nuevas investigaciones, como por ejemplo una reciente, a cargo de un equipo encabezado por Qing-Quan Pan, de la Escuela de Ciencia e Ingeniería Nucleares en la Universidad Jiao Tong de Shangái, China.
Fuente: Nuclear Science and Techniques