En la década de 1990, el físico teórico mexicano Miguel Alcubierre propuso un nuevo tipo de hipotético motor warp que permitiría a una nave espacial viajar más rápido que la velocidad de la luz.
Para llevar a cabo ese truco que aparentemente desafía la física, este impulso hipotético necesitaría generar una onda que haga que la estructura del espacio se expanda delante de él y se contraiga detrás de él.
Esto podría crear una “burbuja warp“, protegiendo a los viajeros espaciales dentro de ella mientras cubren años luz de espacio interestelar o incluso intergaláctico en un instante.
Si bien puede parecer una idea fantástica extraída directamente de “Star Trek“, algunos científicos creen que la idea tiene sus méritos y ahora incluso están considerando la posibilidad de que la tecnología pueda proporcionar nuevas vías para detectar civilizaciones extraterrestres avanzadas, utilizando instrumentos como el Observatorio de ondas gravitacionales con interferómetro láser (LIGO).
En un artículo aún por revisar por pares, un equipo de investigadores provenientes de campus de primer nivel, incluidos Oxford y el Instituto Max Planck, sugiere que el colapso de una burbuja warp de Alcubierre podría generar ondas gravitacionales que podríamos detectar.
Experimento mental que podría ayudarnos en nuestra búsqueda de vida extraterrestre, por improbable que sea.
Por supuesto, la existencia de una nave espacial que pueda conquistar la velocidad de la luz requeriría que reescribiéramos las leyes de la física.
Y quedan muchas preguntas. Por un lado, detenerse podría ser extremadamente difícil, ya que los pasajeros no pueden influir en el mundo exterior a la burbuja warp, como señalan los investigadores.
Otro “desafío clave es la estabilidad”, se lee en el documento.
“No existe (hasta donde sabemos) ninguna ecuación de estado conocida que mantenga la métrica del impulso warp en una configuración estable a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, si bien se puede exigir que inicialmente, la burbuja warp sea constante, rápidamente evolucionará lejos de ese estado.
“Y, en la mayoría de los casos, el fluido warp y las deformaciones del espacio-tiempo se dispersarán o colapsarán en un punto central”.
Afortunadamente, esa inestabilidad también podría hacerla detectable.
Si una burbuja warp colapsara, podría generar ondas gravitacionales diferentes a las que podemos observar.
“En general, la señal es muy distinta de las típicas coalescencias binarias compactas observadas por los detectores de ondas gravitacionales y más similar a eventos como el colapso de una estrella de neutrones inestable o la colisión frontal de dos agujeros negros“, se lee en el artículo.
Por ahora, sin embargo, la conclusión de los autores no es más que un fascinante experimento mental.
“Se necesitaría más trabajo para comprender cuán genéricas son las firmas y caracterizar adecuadamente su detectabilidad”, concluyen los investigadores.
Fuente: arXiv
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