Hemos visto ya carnes sintéticas, pasta sintética… pero, ¿leche sintética? También existe. Y ofrece un futuro prometedor sin problemas éticos y con muchos beneficios.
Actualmente la sociedad está preocupada, y con razones, de cómo tratamos a nuestros animales de granja.
Los productos animales como los huevos, la carne o la leche son objeto de intensos debates y cuestionamientos.
Hay incluso quien decide dejar de consumirlos por cuestiones éticas.
Pero los aportes nutricionales que algunos alimentos tienen son difíciles de sustituir.
Esto ocurre con la leche, por ejemplo, alimento del que todavía no existe un sustituto único y que cumpla por completo con el mismo perfil nutricional.
Pero, ¿y si pudiéramos crear leche sintética sin necesidad de contar con vacas lecheras? Por suerte, la biotecnología está ahí para echarnos una mano. Y esta leche de laboratorio ya existe.
No es el primer alimento sintético de laboratorio y, probablemente, tampoco será el último.
Para poder diseñar estos alimentos se suelen emplear microorganismos especiales, creados con ingeniería genética para producir las sustancias que conforman estos alimentos.
La maquinaria biológica es demasiado compleja para imitarla de forma rentable y eficiente (en el caso de que sea posible).
Es mucho mejor “programar” a los microorganismos para que usen dicha maquinaria en nuestro beneficio. Eso justamente es lo que han conseguido en Muufri, una empresa biotecnológica cuyo objetivo es crear una leche sintética sin vacas de por medio.
En vez de eso, las sustancias que forman parte de la leche son producidas por levaduras. Las levaduras son organismos que conocemos muy bien y que podemos reprogramar genéticamente de una manera fácil y cómoda.
Así, la empresa crea levaduras modificadas para producir las sustancias de la leche y luego mezclarlas.
De esta manera se genera una leche totalmente sintética, obtenida sin dañar a nadie y con un gasto mínimo (sólo en la materia prima) ya que las levaduras expulsan los productos como sustancias secundarias o de desecho.
Además, estas se pueden recoger directamente para terminar de mezclarlas en grandes pero cómodos biorreactores.
Pero no sólo la comodidad, limpieza y ética adornan a esta leche sintética. En primer lugar, esta leche se puede hacer a la carta.
Eso quiere decir que se puede añadir o quitar una sustancia. Como la lactosa, por ejemplo, a la que tanta gente es intolerante.
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También se le pueden poner aportes adicionales, en caso de que nutritivamente exista un déficit o una necesidad.
Se podría, incluso, añadir sustancias tan raras como color o sabor, aunque esto complica la cosa sobremanera.
Pero además de hacer leche a la carta, también existe otro punto crucial: la leche sintética no contiene contaminantes naturales.
Contaminantes como las bacterias típicas que existen de la leche natural de vaca.
Las bacterias son ubicuas y cosmopolitas. Es decir, están en todas partes y es prácticamente imposible deshacerse de ellas.
A no ser que desde un principio no estén, cosa que sí es algo posible en las circunstancias adecuadas y controladas de un laboratorio.
A partir de aquí solo hace falta mantener el control y llegaremos a obtener una leche sintética limpia de otras bacterias (las levaduras no pasan al producto o sencillamente mueren).
Así tenemos una leche que no hace falta pasteurizar ni tampoco necesita de frío para su transporte. Además, dura semanas en vez de días, sin tratamientos adicionales. En definitiva, una súper leche.
Muufri es una empresa novedosa creada por investigadores cuyas consecuencias éticas de la obtención de la leche preocupaban enormemente.
Así surgió el proyecto de crear una leche sintética adecuada y que fuese igual que la leche natural de vaca. Lo cierto es que con apenas 30.000 dólares y un par de años, consiguieron grandes resultados.
Tanto es así que actualmente cuentan con más de dos millones de inversión en su proyecto. En 2015 Muufri ya tenía un prototipo de leche preparada y cuyas propiedades organolépticas parecen imitar a la perfección la leche de vaca.
Sin embargo, la comercialización de esta leche sintética no se espera hasta 2017, aunque eso siempre que la empresa esté satisfecha con el resultado del producto.
Como todo, al principio esta leche costará más que la normal (unas dos veces más, por desgracia) aunque los miembros de Muufri pretenden reducir el costo de la leche en unos pocos años, a medida que se incremente su mercado.
Es algo normal y que se ayudará de cosas como la mejora de técnicas en ingeniería biológica y depuración del proceso.
Si todo fuera bien nos encontraríamos con un producto no sólo ético y bueno en sí mismo, sino que, además, ayudaría a reducir enormemente la huella de carbono que deja el procesado, transporte y mantenimiento de la leche actualmente.
Una razón más para poner las esperanzas en una leche sintética y sin vacas.
Fuente: Hipertextual