Los nanobots prometen un avance en la medicina al permitir que los médicos estudien y traten sin cirugía invasiva o medicamentos relativamente ineficaces.
Pero se enfrentan a un par de problemas clave: no es fácil guiarlos a donde se necesitan, y deshacerse de ellos es difícil cuando terminan.
Los investigadores pueden tener una solución: hacerlos con materiales naturales que garanticen su descomposición.
Han creado nanobots usando el tipo de alga espirulina que puede encontrar en las tiendas naturistas.
La composición natural no solo les permite biodegradarse con gracia, sino que los hace relativamente fáciles de controlar y rastrear.
Los bots tienen un exterior magnético de óxido de hierro que permite a los médicos controlar la rapidez con que se degradan y permite guiarlos mediante imágenes por resonancia magnética.
Y como tienen un interior naturalmente fluorescente, son fáciles de detectar.
Solo tendrían que permanecer en su cuerpo el tiempo que sea necesario, y perderían menos tiempo en llegar a esos lugares donde son realmente útiles.
Deben ser flexibles, también. Mientras que los nanobots se pueden usar para administrar medicamentos a partes específicas del cuerpo, también pueden detectar cambios ambientales que reflejan una enfermedad que se aproxima.
Los diagnósticos de ciertas afecciones podrían ser más precisos, especialmente para las partes del cuerpo que normalmente son difíciles de alcanzar.
Sin embargo, no espere introducir estas pequeñas máquinas en su cuerpo en el corto plazo.
Los científicos aún quieren refinar su efectividad, seguimiento y compatibilidad con su cuerpo antes de que comiencen las pruebas en humanos.
Sin embargo, su propia existencia muestra que los nanorobots deben ser genuinamente prácticos de hacer y usar.
En lugar de depender de elaboradas creaciones que tienen poca conexión con el mundo natural, puede usar materiales orgánicos fácilmente disponibles que ya sean amigables para su cuerpo.
Fuente: Engadget
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