Esta ‘ley perdida’ podría explicar la evolución de sistemas en todo el universo, desde estrellas hasta sustancias químicas… e incluso la vida.
Las leyes de la naturaleza, ya sea la ley de la termodinámica, el electromagnetismo o incluso el marco para la evolución de la vida mediante selección natural del naturalista inglés Charles Darwin, entre otras, describen todos los entresijos de cómo funcionan en el universo los sistemas naturales de la naturaleza.
Ahora, un equipo de nueve miembros formados por científicos del Instituto Carnegie para la Ciencia, el Instituto de Tecnología de California (Caltech) y la Universidad de Cornell, y filósofos de la Universidad de Colorado, han identificado una posible “ley faltante” de la naturaleza que llena los vacíos que las leyes físicas macroscópicas existentes no cubrían.
La han bautizado “ley del aumento de la información funcional” y explica la tendencia natural de nuestros sistemas a evolucionar.
Esta ley dice que la evolución en todas sus formas conduce inevitablemente a más patrones, diversidad y complejidad en los sistemas naturales complejos.
“Dada la ubicuidad de los sistemas en evolución en el mundo natural, parece extraño que una o más leyes que describen sus comportamientos no hayan aparecido más rápidamente”, escriben los autores.
La ley reconoce la evolución como una característica común de los sistemas complejos del mundo natural, que se caracterizan de la siguiente manera:
Están formados por muchos componentes diferentes, como átomos, moléculas o células, que pueden organizarse y reorganizarse repetidamente.
Están sujetos a procesos naturales que hacen que se formen innumerables arreglos diferentes.
Sólo una pequeña fracción de todas estas configuraciones sobrevive en un proceso llamado “selección para función“.
Este enfoque que predice que todos los fenómenos de la evolución están sujetos a procesos naturales que priorizan funciones clave, podría ayudar a explicar por qué una serie de procesos cósmicos evolucionan con el tiempo, desde estrellas químicamente más enriquecidas que sus predecesoras, hasta formas de vida en la Tierra que son biológicamente más complejas que sus antepasados.
“Charles Darwin articuló elocuentemente la forma en que las plantas y los animales evolucionan por selección natural, con muchas variaciones y rasgos de los individuos y muchas configuraciones diferentes“, apuntó Robert M. Hazen de Carnegie Science y líder de la investigación.
“Sostenemos que la teoría darwiniana es simplemente un caso muy especial, muy importante dentro de un fenómeno natural mucho más amplio.
La noción de que la selección para una función impulsa la evolución se aplica igualmente a estrellas, átomos, minerales y muchas otras situaciones conceptualmente equivalentes donde muchas configuraciones están sujetas a a la presión selectiva“.
Según la perspectiva del equipo, existen tres tipos de esta ‘selección para función’:
Persistencia estática:
El primer tipo, que es el más básico, es la estabilidad: las disposiciones estables de átomos o moléculas que se seleccionan para continuar.
Persistencia dinámica:
El segundo tipo consiste en sistemas dinámicos que se seleccionan por sus suministros continuos de energía.
Generación de novedad:
El tercer tipo es la “novedad“: la tendencia de los sistemas en evolución a explorar nuevas configuraciones que pueden conducir a nuevos comportamientos o características sorprendentes.
“El universo genera nuevas combinaciones de átomos, moléculas, células, etc.
Aquellas combinaciones que son estables y pueden engendrar aún más novedades seguirán evolucionando.
Esto es lo que hace que la vida sea el ejemplo más sorprendente de evolución, pero la evolución está en todas partes“, concluyen los autores en su estudio.
Los investigadores exponen que la nueva ley de la información funcional se aplica a una amplia gama de sistemas físicos, biológicos y simbólicos y, a medida que los sistemas en evolución se vuelvan más complejos y aumenten en orden, su información funcional también aumentará.
Fuente: PNAS