Los Deepfakes, videos falsos ultrarrealistas manipulados mediante aprendizaje automático, se están volviendo bastante convincentes.
Y los investigadores continúan desarrollando nuevos métodos para crear este tipo de videos, para mejor o, más probablemente, para peor.
El método más reciente proviene de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, que han descubierto una forma de transferir automáticamente el “estilo” de una persona a otra.
“Por ejemplo, el estilo de Barack Obama se puede transformar en Donald Trump”, escribieron los investigadores en la descripción de un video de YouTube que destaca el resultado de este método.
El video muestra las expresiones faciales de John Oliver transferidas tanto a Stephen Colbert como a una rana animada, desde Martin Luther King, Jr. a Obama, y desde Obama a Trump.
El primer ejemplo, Oliver a Colbert, está lejos de ser el video manipulado más realista que existe.
Se ve de baja resolución, con ciertas características faciales borrosas en ciertos puntos.
Los otros ejemplos (excluyendo a la rana) son ciertamente más convincentes, mostrando la expresión facial y los movimientos de la boca del sujeto original en el sujeto destino.
Los investigadores describen el proceso en un documento como un “enfoque controlado por datos no supervisado”.
Al igual que otros métodos de desarrollo de deepfakes, este usa inteligencia artificial.
El documento no se ocupa exclusivamente de la traducción del estilo hablado y los movimientos faciales de un ser humano a otro; también incluye ejemplos con flores , amaneceres y atardeceres, nubes y viento.
Para los deepfakes de persona a persona, los investigadores citan ejemplos de cómo ciertos gestos pueden transferirse, incluyendo “el hoyuelo de John Oliver mientras sonríe, la forma de la boca característica de Donald Trump, y las líneas faciales y la sonrisa de Stephen Colbert”.
El equipo usó videos disponibles para el público para desarrollar estos deepfakes.
Es fácil ver cómo estas técnicas se podrían aplicar de una manera más inocua.
El ejemplo de John Oliver y la rana de dibujos animados, por ejemplo, apunta a una herramienta potencialmente útil cuando se trata de desarrollar animaciones realistas y antropomórficas.
Pero, como hemos visto, la proliferación de fraudes cada vez más realistas tiene consecuencias y equipa a malos actores con herramientas que los hacen baratos y fáciles de crear.
Con el tiempo, pueden engañar peligrosamente al público y pueden servir como una herramienta nefasta para la propaganda política.
Fuente: Gizmodo