Unos químicos han ideado un proceso que permite reciclar un tipo muy común de plástico, el polietileno de baja densidad, obteniendo un combustible líquido.
De ese modo, se podría aprovechar una cantidad nada desdeñable de desechos de plástico.
El polietileno de baja densidad (LDPE, por sus siglas en inglés) se emplea en muchos tipos de envases, en equipamiento médico y de laboratorio, en componentes de computador y, por supuesto, en bolsas de plástico.
Hay en marcha iniciativas de reciclaje en muchos lugares del mundo, pero buena parte del polietileno que se desecha acaba en vertederos, en el mar, o disperso en el medio ambiente de otras formas.
El equipo de Achyut Kumar Panda de la CUTM (Centurion University of Technology and Management) en Odisha, India, y Raghubansh Kumar Singh del Instituto Nacional de Tecnología del mismo estado y país, ha desarrollado un proceso de temperatura relativamente baja para convertir esa clase de plástico en combustible líquido, como una forma de reutilizar las bolsas de plástico desechadas y otros productos del mismo material.
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Dado que la mayor parte de los plásticos están hechos con sustancias derivadas del petróleo, esta estrategia para el reciclado del plástico siempre ha sido obvia, pero los obstáculos técnicos para lograr un proceso lo bastante eficiente de conversión han estado impidiendo pasar de las palabras a los hechos. Ahora, tal vez estemos ante una buena oportunidad de iniciar a gran escala esta tan ansiada conversión.
Si se aplicara a una escala lo bastante grande, el proceso podría aliviar la sobreutilización de muchos vertederos, así como también mitigar los efectos problemáticos del menguante suministro de petróleo en un mundo con una enorme demanda de sustancias petroquímicas.
El nuevo proceso permite producir 700 gramos de combustible líquido por cada kilogramo de plástico desechado.