Las películas holográficas, como la proyectada de la Princesa Leia por el icónico robot R2D2 en “La Guerra de las Galaxias: Una nueva esperanza”, han sido durante mucho tiempo provincia de la ciencia ficción, mientras que, para la mayoría de nosotros, nuestra experiencia con los hologramas puede ser los sellos del tamaño de una moneda en nuestros pasaportes y tarjetas de crédito.
Usando materiales de ‘metasuperficie’ que pueden manipular la luz en formas que los materiales naturales no pueden, los investigadores creen que finalmente han visto la luz al final del túnel para crear verdaderas películas holográficas.
Los resultados de un equipo de la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokio (TUAT), se publicaron en la revista Optics Express.
En efecto, los hologramas estáticos están actualmente por todas partes, en nuestro dinero, tarjetas de crédito y pasaportes.
Estos “hologramas en relieve”, estampados en plástico, pueden ser útiles como dispositivo de seguridad o para hacer brillar el papel de envolver, pero son conocidos por su baja calidad de imagen, imágenes fijas y ángulo de visión limitado.
En la tercera década del siglo XXI, todavía no tenemos verdaderas películas holográficas, como la proyección de R2D2 de la Princesa Leia.
Incluso los ‘hologramas’ de las estrellas del pop que son espectáculos cada vez más comunes en los conciertos no son verdaderos hologramas, sino una versión actualizada de un viejo truco teatral que engaña al ojo con espejos y luz, una ilusión que se revela fácilmente como tal si el espectador se mueve solo ligeramente hacia un costado del montaje.
Pero los investigadores de la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokio han demostrado una película holográfica genuina, cuyo concepto se inspira en la reproducción secuencial de los primeros proyectores cinematográficos del siglo XIX.
La prueba de concepto depende de lo que se llama una “metasuperficie”, un material de película delgada de solo nanómetros de espesor cuya microestructura se elabora artificialmente de manera que proporcione características, como la manipulación inteligente de la luz, que no se encuentran en los materiales naturales.
Las metasuperficies implican patrones muy pequeños que se repiten a escalas más pequeñas que la longitud de onda de la luz.
Es su forma y su particular disposición, más que, como en el caso de los materiales convencionales, su composición química, lo que permite a las metasuperficies alterar la trayectoria de la luz.
Los investigadores “imprimieron” un conjunto de 48 cuadros rectangulares de una metasuperficie hecha principalmente de oro y que difractaba la luz láser brillando en ella de tal manera que producía una verdadera imagen holográfica tridimensional que aparecía en el aire (como la Princesa Leia), visible desde la mayoría de los ángulos de la sala.
Cada uno de los cuadros de la metasuperficie es ligeramente diferente, como pasa en un rollo de película de celuloide, presentando 48 imágenes de la Tierra girando.
La película holográfica fue reproducida reconstruyendo secuencialmente cada cuadro a una velocidad de 30 cuadros por segundo, la velocidad usada en la mayoría de las televisiones en directo.
“Estamos usando un láser de helio-neón como fuente de luz, que produce una imagen holográfica rojiza“, dijo Kentaro Iwami, uno de los ingenieros que desarrollaron el sistema, “así que el objetivo es desarrollar esto para llegar a producir todo el color.
Y queremos que se pueda ver desde cualquier ángulo: una proyección 3D de todo el hemisferio“.
También le tomó a una impresora litográfica de haz de electrones seis horas y media dibujar los 48 cuadros, una película extremadamente corta en bucle.
Una película holográfica de seis minutos tomaría un poco más de 800 horas para dibujar, según los investigadores.
Fuente: Noticias de la Ciencia