En 2016, una gama de dispositivos móviles llegó al mercado con cámaras 3D integradas capaces de profundizar y percibir objetos.
Si las tecnologías de visión 3D son tan exitosamente adoptadas como sus predecesoras 2D, debemos esperar que el 70% de la población mundial lleve una en una década.
Este proyecto del Interactive Architecture Lab comenzó con un interés en ver cómo esta tecnología no sólo va a cambiar la forma de grabar, sino también interactuar con el mundo que nos rodea.
El proyecto Sarotis mira más allá de los teléfonos móviles y tabletas, hacia un futuro con tecnología más íntima, donde los sistemas avanzados de visión y otras tecnologías de sensores se conectan directamente al cuerpo con interfaces más suaves.
Realizaron el estudio en dos fases, una serie de experimentos técnicos y un film especulativo.
En primer lugar, una prótesis experimental fue diseñada para estudiar si la conciencia de una persona del espacio podría amplificarse utilizando tecnologías de escaneo 3D para controlar la inflación y la deflación de un robot vestible.
Los resultados fueron exitosos y sugirieron posibles aplicaciones para personas con impedimentos visuales.
También reveló la posibilidad de la navegación háptica de espacios virtuales dentro del espacio físico.
Para expresar la visión Sarotis de futuras tecnologías blandas, una película especulativa los lleva a considerar cómo las interfaces de hidrogel fluídicas pueden disolver la distinción entre nuestra propia fisiología y esa de las máquinas que extenderán nuestros cuerpos.
Fuente: Mashable