Durante el verano de 2014, Katie Paterson tuvo una idea. Plantaría 1000 abetos noruegos en un parque de Oslo con la única función de que cien años después sirvieran para fabricar el papel sobre el que publicar 100 libros.
Pero no un centenar de libros cualquiera, no. Serían libros escritos precisamente para que nadie los leyera hasta un siglo más tarde.
Así nació ‘Future Library‘, un proyecto que cada año recoge una obra de un autor popular para guardarlo bajo siete llaves en una ‘habitación silenciosa’ aún en construcción de la Biblioteca Deichman, la biblioteca pública de Oslo.
Aunque no es el único proyecto que tratan de jugar con el tiempo, la Biblioteca del Futuro nos permite hacernos algunas preguntas interesantes, ¿cómo nos leerán desde el futuro?
La primera autora que depositó una obra fue Margaret Atwood, el 27 de mayo de 2015; el último, este 2019, será Karl Ove Knausgård, un escritor noruego conocido, sobre todo, por su novela autobiográfica en seis tomos titulada ‘Mi Lucha’.
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¿Cómo es escribir para lectores de dentro de cien años?
Tenemos muy poca información de lo que hay dentro de la ‘Future Library’ salvo algún detalle como que en uno de los libros se incluye la letra de ‘Here comes the sun’ (que, para 2114, esperemos, ya será de dominio público).
Pero sí sabemos que los autores están escogidos, expresamente, por “la capacidad de su trabajo para capturar la imaginación de futuras generaciones”.
“Capturar la imaginación de futuras generaciones”, eso sí que es un objetivo ambicioso.
Había un viejo adagio ciberpunk que decía que “el futuro influye más en el presente que el pasado”.
Fuente: Xataca