La acumulación en la atmósfera del peligroso gas con efecto invernadero que es el dióxido de carbono (CO2) es un problema importante para el medioambiente de la Tierra, como también lo es la acumulación de basura de plástico, de la que resulta muy difícil deshacerse.
Científicos han inventado un brillante sistema para afrontar ambos problemas al mismo tiempo: usar el plástico desechado para que atrape dióxido de carbono.
Este logro tecnológico es obra del equipo del químico y pionero de la nanotecnología James Tour, de la Universidad Rice en Estados Unidos.
Tour, Wala Algozeeb, Paul Savas, Zhe Yuan y otros, han comprobado que al calentar residuos plásticos en presencia de acetato de potasio se producen partículas con poros nanométricos que atrapan muy eficazmente moléculas de dióxido de carbono.
Estas partículas pueden utilizarse para eliminar el CO2 de los flujos de gases de combustión en chimeneas industriales, por ejemplo.
Esas fuentes de emisiones en las que se concentran grandes cantidades de CO2, como las chimeneas de las centrales eléctricas que queman carbón, pueden equiparse con este material derivado de los residuos plásticos para atrapar enormes cantidades de CO2 que de otro modo ingresarían en la atmósfera.
Tour y sus colegas estiman que el costo de la captura de dióxido de carbono de una fuente concentrada de CO2 como una de tales chimeneas industriales sería de 21 dólares por tonelada, bastante más barato que el proceso basado en aminas, que consume mucha energía y se utiliza habitualmente para extraer el dióxido de carbono del gas natural.
Ese proceso tiene un costo de entre 80 y 160 dólares por tonelada.
Fuente: ACS Nano