Las carga del auto eléctrico sigue siendo uno de los principales inconvenientes que aducen aquellos que se muestran reacios a la compra de un vehículo de este tipo.
Este inconveniente está incluso por encima del precio de los vehículos y no es de extrañar viendo las complicaciones que puedes tener en un mal día.
Las soluciones que se han ido buscando son muchas.
Desde cargadores ultrarrápidos, como el que NIO pretende instalar en Europa, o enchufes en las aceras, a pruebas con cargas inalámbricas que faciliten el aparcamiento y nos permitan “olvidarnos” de los enchufes.
Pero, ¿y cargar y circular al mismo tiempo?
Las pruebas con carreteras que permitan la carga mediante inducción siguen adelante.
La próxima la veremos en Alemania, durante la Exposición Estatal de Jardinería de Balingen que tendrá lugar entre el 5 de mayo y el 23 de septiembre de este 2023.
De momento, esta carretera con carga inalámbrica se pondrá en marcha en el evento antes mencionado y como explican en Auto Motor und Sport, serán 400 metros en los que el autobús preparado para esta tecnología contará con dos espacios para recargar sus baterías (además de las dos paradas en los extremos).
Más tarde, el sistema se extenderá hasta alcanzar un kilómetro de extensión.
El proyecto lo impulsa la empresa israelí Electreon, que también trabajan en proyectos similares también en Alemania, en una autopista cerca de Colonia, en Lombardía (Italia), Suecia y, por supuesto, Israel.
Además, otras empresas como Stellantis también están investigando con esta tecnología en laboratorios privados y Detroit está construyendo un espacio de este tipo.
El problema, de momento, de este tipo de tecnología es que la potencia de recarga es todavía muy limitada.
De momento, los estándares de recarga que se están estudiando (en parado) limitan esta a 11 kW o, lo que es lo mismo, recargas lentas que para un auto con una batería de 70 kWh exige más de siete horas de recarga.
A esto se suma el costo de la instalación.
La inversión para el nuevo proyecto alemán se cifra en unos tres millones de euros por kilómetro, a lo que hay que sumar el mantenimiento propio de una infraestructura mucho más compleja.
Fuente: Electreon