Algo así como una casualidad fue lo que llevó a investigar porqué algunas personas nunca habían padecido caries, e incluso sus parejas dejaron de sufrirlas al iniciar la relación.
La respuesta del origen de este “superpoder” estaba en las bacterias de su boca.
¿Sabía que un descubrimiento científico tarda entre 10 y 15 años en ver su aplicación práctica real?
Eso es lo que ha tardado el equipo de investigación del área genómica y salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad (FISABIO), junto a la Clínica Odontológica, Fundació Lluís Alcanyis, de la Universidad de Valencia (España), en ver su proyecto hecho realidad.
Hace justo 10 años, en 2013, se publicó el artículo Streptococcus dentisani sp. nov., a novel member of the mitis group, donde el equipo del investigador Alejandro Mira caracterizó por primera vez dos cepas de bacterias que denominaron Streptococcus dentisani.
Estas cepas se agruparon en una nueva rama filogenética.
Esta cepa está presente en el 10 % de la población que nunca ha tenido caries y es capaz de disminuir entre 3 y 10 veces la producción del ácido que las provoca.
Se secuenciaron los genomas de las dos cepas encontradas y se demostró que estas cepas diferían significativamente de cualquier especie de estreptococo, mostrando diferencias significativas incluso en comparación con las especies filogenéticamente más cercanas, como Streptococcus oralis y S. mitis.
Bioquímicamente, los dos aislados también mostraron características metabólicas distintas en relación con especies estrechamente relacionadas, como la actividad de α-galactosidasa.
Casi 10 años después, en el estudio Topic Application of the Probiotic Streptococcus dentisani Improves Clinical and Microbiological Parameters Associated With Oral Health, se ha demostrado que Streptococcus dentisani, aislado de la placa dental de individuos sin caries, tiene varios efectos beneficiosos in vitro que podrían contribuir a promover la salud bucal, incluida una actividad antimicrobiana contra patógenos bucales (microorganismos perjudiciales) mediante la producción de bacteriocinas (sustancias antimicrobianas producidas por bacterias) y una capacidad amortiguadora del pH (neutraliza la acidez) a través de producción de amoníaco, reduciendo así el ácido causante de la caries.
Otros trabajos también han demostrado que S. dentisani puede colonizar la cavidad bucal durante 2 a 4 semanas después de la aplicación.
El objetivo del estudio ha sido evaluar la eficacia clínica del probiótico mediante un estudio de grupos paralelos, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo.
Se inscribieron en el estudio cincuenta y nueve voluntarios y se les asignó aleatoriamente a un grupo de tratamiento o de placebo.
El tratamiento consistió en la aplicación de un gel bucoadhesivo con una férula dental durante 5 min cada 48 h, por un período de 1 mes (es decir, 14 dosis).
Se recogieron muestras de placa dental y saliva al inicio del estudio, 15 y 30 días después de la primera aplicación y 15 días después de finalizar el tratamiento.
En el grupo de probióticos hubo una disminución en la cantidad de placa dental y en la inflamación gingival, pero no se observaron diferencias en el grupo de placebo.
El grupo de individuos tratados con los probióticos mostró un aumento significativo en los niveles de amoníaco y calcio en la saliva, actuando como regulador del pH, y reduciendo así la acidez.
La acción de los ácidos creados por la placa dental es la principal causa de caries.
Finalmente, la secuenciación mostró un cambio beneficioso en la composición bacteriana el día 30 en relación con el valor inicial, con una reducción de varios organismos cariogénicos (que generan caries en los dientes) y de la microbiota clave en la formación de placa, probablemente como resultado de la producción de bacteriocinas (sustancias antimicrobianas).
Sólo el 58 % de los participantes en el grupo de probióticos mostraron niveles elevados en placa de S. dentisani el día 30.
Pero este valor aumento a 71 % el día 45, lo que indica que los beneficios de la aplicación de S. dentisani podrían aumentarse mejorando la eficiencia de la colonización.
En conclusión, la aplicación de S. Dentisani mejoró varios parámetros clínicos y microbiológicos asociados a la salud bucal, apoyando su uso como probiótico para prevenir la caries.
La caries es la patología infecciosa más extendida en el mundo, ya que afecta al 80-90% de la población.
Además de la grave pérdida dental, este problema bucal se relaciona con úlceras de estómago, infartos o incluso ciertos tumores.
Por eso, el hallazgo de una bacteria anticaries puede tener una gran repercusión sobre la salud pública.
Esta enfermedad dental resulta de la desmineralización de los tejidos duros del diente, como el esmalte y la dentina.
Esta desmineralización es causada por la acción de los ácidos producidos por las bacterias presentes en la placa dental.
Las bacterias de la placa dental descomponen los carbohidratos produciendo ácidos como subproducto.
Por eso, el consumo de azúcar perjudica tanto la salud bucodental.
Pues estos ácidos pueden debilitar y desmineralizar el esmalte dental, lo que con el tiempo puede llevar a la formación de cavidades, conocidas como caries.
El mantra principal respecto a la salud dental siempre ha sido: esterilizar, limpiar y utilizar antisépticos para eliminar las bacterias de la boca.
Pero ahora se plantea la posibilidad de que, quizá, no se trata tanto de eliminar todas las bacterias, sino de modular un equilibrio que favorezca a las bacterias beneficiosas.
Se trata, por tanto, de restablecer el equilibrio, favoreciendo las relaciones beneficiosas y reduciendo los niveles de las bacterias que causan enfermedades bucodentales.
De la misma forma, que se busca un correcto balance en la microbiota intestinal.
En principio, se trató de aplicar este hallazgo, introduciendo esta bacteria en una pasta de dientes convencional, pero no fue efectivo por la humedad de la misma.
Otras posibilidades que se están barajando como vehículo de este probiótico es una pasta de dientes en polvo, para evitar el problema de la humedad, un gel bucodental que se aplicaría en una férula durante unos minutos, o comprimidos masticables que permitan a la bacteria adherirse a los dientes para poder hacer su función.
Se trataría del primer producto de este tipo en el mercado.
Con este estudio, se abre la puerta a una nueva línea interesante de investigación, que podría estar sacada de una película de ciencia ficción, sería plantear la hipótesis de que, quizá, la solución a muchas otras enfermedades infecciosas puede estar dentro del propio ser humano.
En tal caso, se trataría de rastrear y localizar a las personas que de alguna manera parecen inmunes a una enfermedad, analizar qué les hace serlo y tratar de aplicar ese descubrimiento al resto.
Fuente: Frontiers