Una singular cámara con la forma y el tamaño de una pelota pequeña, puede ser arrojada al interior de una habitación u otro sitio al que, por cualquier razón, sea demasiado peligroso entrar o que resulte inaccesible pero esté al alcance de un lanzamiento de pelota, y fotografía el sitio al instante, enviando imágenes panorámicas a un smartphone (teléfono inteligente).
Este asombroso invento, del que ya se desarrolló un prototipo años atrás, ha alcanzado ahora un nivel lo bastante maduro como para poder utilizarse de manera práctica, y por eso ha comenzado a comercializarse, a partir de la actividad de la empresa Bounce Imaging.
Las aplicaciones de este dispositivo son muchas y muy valiosas. Los sitios que están fuera de nuestra vista directa pero en los que entrar sin más para ver qué hay puede resultar peligroso, ahora pueden ser observados debidamente.
En una sala silenciosa puede haber delincuentes armados y peligrosos. Por su parte, un edificio parcialmente derruido, del que pueden desprenderse estructuras, quizá albergue supervivientes heridos.
La cámara-pelota, una creación de Francisco Aguilar, antiguo alumno del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, está ofreciendo a policías y personal de emergencias un modo mucho menos arriesgado de escrutar lo desconocido.
El dispositivo, que además de portar una cámara puede ir equipado también con sensores, ofrece en esencia una evaluación ultraveloz de una situación de peligro.
Un centenar de unidades de esta singular pelota van a entrar en servicio muy pronto en departamentos de policía de Estados Unidos.
Y se estima que no tardarán en seguirles otras unidades para la policía y para organismos envueltos en tareas de rescate y primeros auxilios.
La esfera está cubierta por una cáscara de goma gruesa. En el interior, está la cámara propiamente dicha, provista de seis lentes, orientadas hacia distintas porciones del campo visual alrededor de la pelota, y luces LED.
Cuando se activa, la cámara toma fotos desde todas las lentes, varias veces cada segundo.
Un software envía estas imágenes a un dispositivo móvil, procesándolas e interconectándolas entre sí rápidamente, conformando con ellas imágenes panorámicas completas.
Hay planes para añadir, en los futuros modelos, sensores de radiación, de temperatura, y de niveles de monóxido de carbono.
Fuente: Noticias de la Ciencia