Mucha gente en el mundo necesita trasplantes de órganos; solo en Estados Unidos la cifra es de más de 100.000 personas.
La demanda de órganos, como corazones, riñones e hígados, supera con creces la oferta disponible y a veces hay que esperar años para recibir un órgano donado.
La ingeniería de tejidos para crear órganos y tejidos cultivados en laboratorio pretende reducir la brecha entre la disponibilidad de órganos y la demanda de trasplantes.
Pero un gran reto de la ingeniería tisular es crear redes de vasos sanguíneos que funcionen como los naturales en los órganos cultivados, desde pequeños capilares hasta las arterias más grandes.
Los vasos sanguíneos artificiales no suelen tener un diseño que los asemeje a los naturales y por ende no funcionan correctamente en el organismo.
Sin embargo, una nueva investigación, llevada a cabo por el equipo de Feimo Yang, de la Universidad Carnegie Mellon en Estados Unidos, muestra la posibilidad de utilizar la impresión 3D en hielo para ayudar a crear estructuras que se asemejen a los vasos sanguíneos del cuerpo.
La impresión 3D en hielo suele consistir en añadir un chorro de agua a una superficie muy fría.
“Lo que diferencia nuestro método de otros tipos de impresión 3D es que, en lugar de dejar que el agua se congele por completo mientras imprimimos, dejamos que mantenga una fase líquida en la parte superior.
Este proceso continuo, que es lo que llamamos forma libre, nos ayuda a conseguir una estructura muy lisa.
No se produce el efecto de estratificación típico de muchas impresiones 3D“, explica Yang.
También utilizaron agua pesada, una forma de agua en la que los átomos de hidrógeno se sustituyen por deuterio (un isótopo del hidrógeno), lo que da al agua un punto de congelación más alto y ayuda a crear la estructura lisa.
Estas plantillas de hielo impresas en 3D se incrustan después en un material gelatinoso, GelMA.
Cuando se expone a la luz ultravioleta, la gelatina se endurece y el hielo se derrite, dejando tras de sí conductos muy similares a los vasos sanguíneos naturales.
Los investigadores demostraron con éxito que podían introducir células endoteliales, como las de los vasos sanguíneos naturales, en los vasos sanguíneos artificiales.
Las células sobrevivieron en la gelatina hasta dos semanas.
Para el futuro, los investigadores esperan alargar mucho más ese periodo.
Fuente: 3Dnatives