La operatividad del cerebro depende de complejas interacciones entre varios tipos de células nerviosas, células inmunitarias y células madre neurales.
En esta compleja red de interacciones, varios estudios han explorado los efectos inmunomoduladores y neurológicos de los odorantes.
Otros trabajos previos también han mostrado la existencia de una correlación entre la pérdida del sentido del olfato y la aparición de los primeros síntomas en la enfermedad de Alzheimer.
Investigadores del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra (UNAV) en España han demostrado en modelos animales de enfermedad de Alzheimer que inhalar mentol mejora su capacidad cognitiva.
Con este estudio han descubierto que esta sustancia tiene unas propiedades capaces de modular el sistema inmune y que, tras una exposición sostenida en el tiempo, puede prevenir el deterioro cognitivo propio de esta enfermedad neurodegenerativa.
Al analizar su mecanismo de acción han observado que al oler este aroma se reducían los niveles de una proteína clave en mediar la respuesta inflamatoria, la interleucina-1-beta (IL-1 beta).
Al inhibir esta proteína con un fármaco aprobado para el tratamiento de algunas enfermedades autoinmunes consiguieron también mejorar la capacidad cognitiva en estos ratones enfermos.
Esta investigación destaca el potencial de los olores y los moduladores inmunes como agentes terapéuticos y abre la puerta al desarrollo de terapias basadas en estimular y entrenar al sistema olfativo para prevenir o aliviar los efectos del alzhéimer y otras enfermedades del sistema nervioso central.
“Nosotros nos hemos centrado en el papel que el sistema olfativo puede tener en el sistema inmunitario y en el sistema nervioso central y hemos confirmado que el mentol es un inmunoestimulante en los modelos animales.
Pero, sorprendentemente, observamos que la exposición a esta sustancia durante seis meses previno el deterioro cognitivo en los ratones con alzhéimer y, lo que es más interesante, también mejoró la capacidad cognitiva de ratones jóvenes sanos”, señala el Dr. Juan José Lasarte, investigador del Programa de Inmunología e Inmunoterapia del CIMA y coautor del estudio.
Otro resultado observado por los investigadores es que “el bloqueo de un tipo de células inmunitarias, las células T reguladoras o Treg, también mejoró la capacidad cognitiva del ratón con alzhéimer y causó un claro beneficio en la capacidad cognitiva de ratones jóvenes sanos”, explica la Dra. Ana García-Osta, investigadora del Programa de Terapia Génica de Enfermedades Neurológicas del CIMA y coautora de este estudio.
“Tanto la exposición al mentol como el bloqueo de las células Treg provocaron un descenso de la IL-1 beta, una proteína que podría estar detrás del deterioro cognitivo observado en estos modelos.
El bloqueo específico de esta proteína con un fármaco que se usa en el tratamiento de algunas enfermedades autoinmunes, consiguió también un efecto beneficioso en la capacidad cognitiva de ratones sanos y ratones con alzhéimer”.
“Este estudio es un paso importante hacia la comprensión de la conexión entre el sistema inmunitario, el sistema nervioso central y el olfato, ya que los resultados sugieren que los olores y los moduladores inmunes pueden tener un papel relevante en la prevención y tratamiento del alzhéimer y de otras enfermedades relacionadas con el sistema nervioso central”, apunta la Dra. Noelia Casares, también investigadora del Programa de Inmunología e Inmunoterapia y coautora del estudio.
Fuente: Frontiers in Immnulogy