Shane Wighton tuvo que hacer algunos ajustes en el robot Jigzilla para abordar un rompecabezas completamente blanco de 4000 piezas increíblemente difícil.
La más notable de las actualizaciones fue la reprogramación completa de su algoritmo de IA, lo cual era necesario ya que no hay imágenes en las piezas y podría llevarle años a un ser humano.
El proceso de entrenamiento involucró entrenar al robot usando fotografías de cada pieza del rompecabezas usando una lente telecéntrica, lo que tomó 8 horas.
Luego, la forma de cada pieza tuvo que ser extraída de las fotos antes de que pudiera comenzar el preprocesamiento.
El preprocesamiento fue otra pesadilla que tardó unas pocas horas en completarse en una computadora de Puget Systems.
Por último, las optimizaciones de software hicieron que Wighton se diera cuenta de que todas las piezas originales tenían bordes ásperos, por lo que tuvo que hacer su propio rompecabezas desde cero.
Fuente: YouTube